Uno defendió la libertad, sobre todo la de los demás, porque estaba loco,
el otro; el mejor gobernador, estaba gordo porque era feliz.
Mis héroes.
Tengo un recuerdo de “tele” en blanco y negro con
interferencias incluidas, de aquellos partidos de futbol en plan benéfico-festivos
unos, o como hermanamiento otros,(esto último tómenlo con ironía); en los que
se enfrentaban siempre de cara a la galería: Futbolistas contra toreros, folklóricas
contra finolis, guardia civiles
contra gitanos, funcionarios de prisiones contra internos, este encuentro
último, celebrado dentro del recinto donde como sentencia el dicho, “ lugar donde ni están todos los que son; ni
son todos los que están” etc. Ese
día, parecíame la noche de San Juan que escuchaba yo de joven al gran Serrat.
Hoy el noble y el villano,
El prohombre y el gusano
Bailan y se dan la mano
Sin importarles la facha.
El prohombre y el gusano
Bailan y se dan la mano
Sin importarles la facha.
Esta
epidemia me hizo en principio, al
ver alguna de las imágenes que la televisión, (ahora ya en color) nos
suministraba, recordar aquellos encuentros futboleros. La Guardia Civil en
principio casi a cara descubierta, (pues han estado sin protección, hoy llevan ya ni se sabe los fallecidos mas
cientos de contagiados y además degradando su imagen por culpa de esta epidemia
de gobierno), animando y haciendo lo posible para que los transportistas
lleguen a la hora a su destino y estén
todos los productos repuestos en las
estanterías antes de abrir las tiendas. Los
policías municipales colaborando con los trabajadores de reparto, pues saben
que hoy gran parte de las compras se hacen online; el seprona sin poner pegas y
multas a los agricultores que siembran patatas y en ratos libres desinfectan los pueblos;
Todo sea porque no falte para llenar la panza. Los “cagaprisas”, que hasta ayer
protestaban por estar una hora de espera en las urgencias médicas porque les
había salido un padrastro en un dedo, hoy les aplauden a las 20 o´clock, una
hora mas tarde en Canarias. En el IFEMA, cientos de autónomos de la fontanería
y la electricidad que no van a tener
para pagar la cuota de la seguridad social este mes, ayudando al ejercito en la
creación de un hospital en cuatro días. Los taxistas llevando gratis si lo
necesitan, a los trabajadores de la sanidad etc.
Pero no lo
duden, esto por desgracia será pasajero como sentenciaba la canción. Y cuando
toda esta “fiesta” pase; no lo digo
yo, lo cantaba el gran Serrat:
Y con la resaca a cuestas
Vuelve el pobre a su pobreza,
Vuelve el rico a su riqueza
Y el señor cura a sus misas.
Vuelve el pobre a su pobreza,
Vuelve el rico a su riqueza
Y el señor cura a sus misas.
Se despertó el bien y el mal
La pobre vuelve al portal,
La rica vuelve al rosal,
Y el avaro a las divisas.
La pobre vuelve al portal,
La rica vuelve al rosal,
Y el avaro a las divisas.
Así, ya casi pasada la cuarentena, los trabajadores, imprescindibles
todos, agricultores y ganaderos, transportistas y repartidores de paquetería, las
sufridas empleadas de los supermercados, taxistas, fontaneros, médicos,
enfermeros, etc. etc. Atendiendo a la sentencia de que; “en España ninguna buena acción queda sin su justo castigo”; vuelven
a su estado anterior de sospecha: De aparcar o circular mal unos, de sulfatar
mal otros. Las fuerzas del orden continuando en, lo importante es facturar, es la
orden, (pero esto es un bulo), y olvidar que hace dos días estábamos todos
en el mismo bando. A protestar al taxista
porque me parece que: “Ha dado ya tres
vueltas por el mismo sitio; que me da que este edificio lo he visto ya dos
veces”. Hacienda retomará la persecución al autónomo por no perder la
costumbre. Volveremos al: “Que si este
médico no sé cómo me ha curado, si ni siquiera me ha mirado. A las enfermeras
y auxiliares: con, “porque hace 2
segundos que toqué el timbre de la habitación, y llevo esperando ya 2 minutos y
no vienen”; previo al: No te arrimes mucho, no me “pegues” algo cuando vuelvas
a casa.
Por tanto, pediría a todos, que cada vez que llegue
el caso de tenernos que juzgar cualquier actuación de ahora en adelante, acordémonos de aquellos primeros momentos. Ya se
encargará el poder de meternos en la
cabeza que seguimos siendo enemigos. Qué bien nos vendrían ahora a cada uno de
nosotros, las palabras que le gritaba el pueblo burgalés al campeador, y que el
cantar de mío Cid recoge: “Dios qué buen vasallo si oviesse buen señore”. Amén.
Cuanta razón suegro
ResponderEliminarLa familia no entra en el sorteo.
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