miércoles, 15 de abril de 2020

ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE

Sopa alentejana pero del lado de acá, made in Masueco
Fallecidos en las últimas 24 h, (España 523 españoles- Portugal 32 portugueses)
lo pongo así, para que se entienda aquí.

Obediencia, disciplina y honor en el momento actual. (31 días de estado de "alarma")


Los dos primeros términos que parecen sinónimos, en algún momento así fueron o al menos en la vida civil nos parecieron; los que venimos de otra época solíamos confundir obediencia con disciplina quizás porque estábamos convencidos que cuando se nos daba una orden, sabíamos que era lo mejor para nosotros. Porque se les suponía más conocimiento, bien por estudiado o tal vez por aprendido: El maestro en la escuela; el médico en la enfermedad; nuestros padres en la vida. La desobediencia a estos se pagaba más con el castigo de un futuro incierto, (brutidez), que con el tirón de orejas o masaje de zapatilla con que nos premiaban.
Ya en la vida real, con los dos primeros términos se puede ascender tanto civil como militarmente. Puedes llegar a ser ministro de algo; director general de algo; secretario de estado de algo; vamos, algo. Ser obediente  y disciplinado es el mérito en sí.   
El segundo y el tercero ya en el ámbito militar tienen su miga. Por disciplina puedes matar, por honor debes hasta morir. Como cambia el resultado. Antes que la cosa se ponga peor en tema de libertades; que se pondrá; aquí van un par de ejemplos.
Los últimos años de la historia de España están llenos de estos. Recuerdo cuando por el año 2003 uno de los juristas más ilustres que hemos tenido, el granadino D. Manuel Jiménez de Parga, formado y distinguido en multitud de universidades de todo el mundo, siendo presidente del Tribunal Constitucional, defendiendo la verdad, y para aclarar las tonterías que a cada paso iban soltando los dirigentes de algunas CC.AA.  que alguien neciamente había bautizado como históricas; ya por hartazgo, se le ocurrió comentar una obviedad: Que “mientras en el año 1000, cuando los andaluces tenían decenas de surtidores de agua de varios  colores, en algunas zonas de las llamadas comunidades históricas, ni siquiera sabían asearse los fines de semana”. No hace falta decir, que cuando llegó al poder (de la forma que llegó) un año después, el “ilustrísimo” tuercebotas Zapatero, el profesor Jiménez de Parga fue destituido. No lo fue ni por desobediencia ni por indisciplina; fue por falta de honor del destituidor.
 Por  honor  se puede y debe dar la vida, (¡ay!, siempre D. Quijote); pero también se puede perder el cargo como le sucedió al capitán de navío  Méndez Vives en 1977 tras el entierro de dos policías asesinados por el grapo. El delito fue tener el convencimiento de que el honor está por encima de la disciplina.
Cada vez que veo en lo que se han convertido las comparecencias diarias sobre esta pandemia, en la que dedican 1hora (los responsables de hacer cumplir este estado de alarma) relatando un sinfín de indisciplinas de los españoles, que van ya por un millón, culpándoles  en parte de la desgracia que nos toca vivir, me acuerdo de Méndez Vives. Lo que hubiera durado en el cargo.


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