Iglesia de Masueco durante la última reforma
Debió de ser por el año 1987 cuando
D. Antonio García Barbeito como pregón de navidad en la ciudad de Sevilla,
presenta parte en prosa parte en verso, el cuento titulado: "El día que Jesús no quería nacer". (Traído a esta página en el año 2009). No lo voy a recordar ahora
pues está enlazado.
Cuando comenté en la entrada
anterior que en dos poblaciones españolas, a dos sacerdotes, cumpliendo
escrupulosamente con las normas de este estado de “alarma” fueron interrumpidos
ambos en sus actos litúrgicos; a uno
celebrando la misa en una terraza particular, con distanciamiento y protección
adecuados, y a otro con guantes y mascarilla bendiciendo las calles con agua bendita,
creo que la suerte estaba echada.
Y así fue; a los dos días, una
plataforma presenta varias denuncias contra los delegados del gobierno de tres
comunidades autónomas donde se llevaron a cabo dichos actos de interrupción de
ceremonias religiosas. Los policías quedan fuera de estas al ser simplemente
transmisores de dicha orden. (Al parecer y según las autoridades, no es la
Iglesia Católica la demandante pues esta está, en otras negociaciones más
"pecuniarias"; sino una organización de extrema derecha). Como si la libertad
fuera mejor o peor según quien la defienda.
Si en algún momento las obras no sirven para lo
que fueron diseñadas, caben dos opciones; o se dejan derruir o se adaptan. Cuando
a mediados del siglo XVIII, Castilla decide realizar una gran obra para sacar
sus mercancías al mar por Santander construyendo un inmenso canal, y aprovechando
el tiro animal desde sus orillas; nunca pensó que nada más concluir la obra, se
le ocurriera a alguien ponerle ruedas a una cafetera y sobre raíles, dejar la
gran obra de Castilla rentablemente en el olvido. Años después solo sirve como
reclamo turístico. Un tanto, puede pasarle a la Semana Santa.
Si los que se dicen representantes
en la tierra de esta fe tienen como elegido un “follonero”. Si como presidente
de la misma en España han ungido un separatista y optan por no defender a los fieles de esa religión, y de la interrupción de los
actos litúrgicos que creen tener derecho; solo queda el dejar la Semana Santa para los folletos turísticos. Y para completar
si quieren en el día del Corpus, podrían sacar bajo palio un membrillo. Lo dicho:
¿Merecerá la pena por tanto, que “Alguien” se sacrifique por nosotros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario