lunes, 2 de abril de 2012

SUCEDIÓ HACE 25 AÑOS. Y YA BEBÍAN

Detalle de una antigua destilería en Masueco de la Ribera.
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Comenzaba el  mes de abril pero de hace veinticinco años, (1987), cuando la zona de la ribera salmantina aparecía en la mayoría de los medios de comunicación nacionales. (Momento ideal para haber hecho una buena propaganda de los vinos).
Fue el día tres y a la tardito, cuando L.C.R., vicepresidente entonces de la diputación  de Salamanca, P.S.O.E. (que tras pasados setenta años, lleva dos legislaturas desenterrando  muertos de un solo bando, y del que no pienso hacer propaganda), se acercó a Aldeadávila con el fin según él, de informar a las autoridades municipales de un asunto que llevaba tiempo atrás convulsionando a los habitantes de la zona.
El rumor había llegado como una brisa desde el otro lado del Duero, (Portugal). (Celos por dineros seguramente).
Al parecer, ENRESA buscaba un lugar apropiado para albergar un futuro cementerio nuclear, y esta zona tenía varias de las papeletas para ese sorteo. Un granito medianamente estable, una población en declive, un acceso camuflado río arriba desde O Porto, y como no, el apoyo de una compañía eléctrica que veía una reutilización para las cavernas de las centrales que con el tiempo quedasen fuera de uso.
Visto en la lejanía del tiempo, seguramente no hubiera sido una mala salida; pero ni la situación económica era la de ahora, ni la claridad al tratar el asunto la mejor.
En aquellos días, varios topógrafos de la diputación salmantina habían sido expulsados cuando estaban realizando trabajos de medición en la zona.
En Masueco, hasta hace solo un par de años, estuvo en la salida del pueblo con dirección a la senda Unamuno (camino al pozo de los Humos), un Land Rover volcado y quemado de los que utilizaba la compañía eléctrica Iberduero, recuerdo de aquellos momentos.
Aquel atardecer, y con las campanas a toque de rebato, se agolparon en la plaza de Aldeadávila infinidad de vecinos de los pueblos de alrededor, cuando corrió la noticia que había sido retenido un “pez gordo”, se decía, que tenía que ver con el asunto.
 Lo demás era previsible; un periódico nacional (el ABC exactamente), comentaba el cuatro de abril de esta manera el desenlace: A primeras horas de la madrugada, unos veinte policías nacionales subieron hasta el despacho del alcalde donde se encontraba retenido L.C.R. Las fuerzas no encontraron resistencia de los paisanos…….el rescate fue tenso pero pacifico, sin embargo posteriormente la policía y la guardia civil tuvieron que utilizar medios antidisturbios para disolver a un grupo de vecinos, muchos de ellos con síntomas de haber ingerido bebidas alcohólicas.
Vaya fama; mas de los vinos, no dijeron nada.
La añoranza, los tiempos de Fuenteovejuna en las Arribes, que quizás nunca vuelvan. Una pena.
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