Un
aprendiz de dios, decidiendo en qué fase están los Dioses.
Y los feligreses. (Iglesia de Masueco)
Quedan
total 15 días para que no se produzca ni un solo ingreso en toda España por
este virus que algunos pretenden que cambie nuestras vidas. Pues no, este virus
no cambiará nuestras vidas; los que si intentarán cambiarla y en parte ya lo
han conseguido, son los que la historia dentro de algunos años nos desvelará.
(A los que quieran verla, claro).
Volvamos
al principio y a mi optimismo. Este virus con programa natural como todos los
demás, nunca pretenderá acabar con toda nuestra
especie porque sería como tirar piedras contra su propio tejado. Lo que
han hecho la mayoría de las veces es, como en la gripe del 18 del siglo pasado,
ir rotando por el mundo parando algo mas de dos meses en cada lugar e ir amortiguándose
hasta desaparecer o no. Quizás encuentre
algún reservorio humano o no. Volverá cíclicamente o no. Pero si no es
programado por el hombre, nunca ira a más.
El que
cambie nuestras vidas no es culpa suya, depende de lo que admitamos nosotros
que nos la programen. Días pasados ya hemos visto en algunos pueblos de
Salamanca, caminos y senderos intransitables hasta ayer, que han sido balizados
con banderolas para indicar los limites de dichos pueblos, no siendo que en su desenjaulado
deambular, algún vecino de fase “0” osara atravesar a otro de fase “1”, con lo
que le ha costado a un membrillo, en compañía de otros (ciudadanos), traernos
hasta aquí. Es decir, de reducirnos de
unidad provincial a unidad de aldea.
Salvo
con algún rebrote puntual, todo será lo mismo en la nueva normalidad,(N.N.).
Los mismos (abrazos) a los amigos y los mismos (codazos, saludos en la N.N.) a
los enemigos. El mismo vino, la misma cerveza, los mismos pinchos,(aunque a la
mitad de los bares los condenen a la desaparición). Habrá que incluir junto a
los útiles necesarios cuando se iba al campo, los conocidos: mechero,
papel, navaja y un trozo de cuerda; el ya imprescindible metro
con el que comprobar la distancia de seguridad, dentro de dos días totalmente
innecesaria. Para los señores párrocos de estos páramos,(por lo de yermos y
desamparados), que a día de hoy alguno lleva hasta seis o siete parroquias; les sería
de utilidad un intercomunicador con el
espacio profundo, para conocer si el Dios de la siguiente iglesia se encuentra
en fase “0” o en fase “1”. Por si este artilugio técnico es muy caro, les
aconsejo una llamada a la Moncloa o al Bernabéu. (En uno suelen habitar dioses,
y el otro algún ser superior). “Ale, a tirar de hemeroteca.
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