domingo, 10 de mayo de 2020

EL ALGORITMO DE LAS CABRAS

Cabras rapaces. Especie extinta en Masueco



Últimamente parece que todo el mundo había predicho la llegada de esta pandemia. ¿Todos? Bueno, una start-tup canadiense Blue Dot´s con ayuda de lo que llaman inteligencia artificial, y con un algoritmo por ellos desarrollado, ya sabían que estaba aquí. Al parecer, solo fue cuestión de analizar en las conversaciones telefónicas expresiones como: No me encuentro bien; estoy enfermo; algo me pasa; aquí diríamos “toy chungo”, “toy valdao”, toy eslomao, mandao una paliza.. Bueno, pues con esta base de “datos” y una secreta combinación de operaciones matemáticas, habrían llegado a esa predicción el 31 de diciembre de 2019, diez días antes que lo hiciera la OMS; simplemente analizando los “datos” que recopilaban en la zona de Wuhan.
O como un taxista amigo mío que currela en la capital del mundo: Bilbao. Si la segunda quincena de febrero le hubieran analizado las conversaciones con su señora al llegar a casa, una simple suma  habría bastado; literal: No se qué coj…. pasa. Llevo toda la semana, venga a llevar gente a Cruces. O a los cinco días: Joder que dolor de garganta tengo, y además con 37º y pico.  
También en Barcelona otra start-tup, Mediktor, con otro algoritmo y a partir de una serie de “datos” recopilados a través de algunas preguntas, es capaz de deducir si el encuestado padece o no el Covid-19. Mas avanzado es lo anunciado días pasados por Osakidetza, que es como llaman los que beben txakolin a su sistema de salud. (Investigadores en Cambridge ya habían publicado algo parecido el mes pasado). Ambos sistemas analizan los “rastros” vocales que los infestados emiten al hablar. Ya mi médico de cabecera en la infancia, D. José Santiago Mirat me colocaba un fonendo, (para los niños actuales un auricular sin cables ni pilas); y una vez en  pecho y otra en espalda; al esperado: Vamos chico, di  treinta y tres. Treinta y tres. Pues solo con esos “datos”, echaba un rato de proceso no aritmético y decía: Chaval, de esto no te mueres; y mira, seis décadas después aun tiene razón.
Todavía vive en Bogajo, José Luis, (pastor de cabras después de estudiar magisterio, “Pastor ilustrado”), que utilizaba un método parecido y menos sofisticado con el que evitar, que ningún animalito de estos le pariera en el campo; (con lo que engorra el estar luego todo el día cargado con el cabritillo). Todas las mañanas al llegar a la nave, iba llamando por su nombre a cada una de las hembras parideras; pues solo procesando el bbeeee…. de sus respuestas, era capaz de aseverar cual paría ese día y cual no. El porcentaje de aciertos les aseguro, era infinitamente superior al de los test comprados a China. Se admiten apuestas.
Ayer otra vez sesión de almíbar presidencial en televisión para decirme que sigo “confitado” ¿Con estos membrillos que puede salir bien? Ni “pa” mermelada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario