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Estos días andan en obra en una casa del casco histórico de Masueco. No es la plaza mayor de Salamanca ni la puerta de Sol de Madrid, pero a veces la importancia de algunos lugares tiene que ver mas con los sentimientos del caminante, que con su valor crematístico o urbanístico que a veces viene siendo lo mismo.
Hay momentos en la vida que el volver a una ciudad, un pueblo, una calle, incluso un pequeño rincón de un apartado lugar como este, para algunas personas supone el reencontrarse con su pasado, con sus mejores momentos emocionales, con su niñez.
Viene esto, porque tengo un amigo de peña para el que esta imagen que ven, es uno de sus mágicos lugares, es su aspirina para momentos de dolor, es tanto su bebida para olvidar, como los rabos de pasa que le retornan a su infancia; es este espacio su confesor inanimado, el médium que le comunica con sus otras existencias. En fin, mantener la magia de este rincón, quizás no sea tan caro. Mi amigo lo agradecerá.
P.D.
Ya está en la calle el nuevo libro de Doña Consuelo y su incondicional Delfina; Masueco ayer y hoy; y como los días de la feria del libro hay descuento, y la crisis es la crisis, es buen momento para pasarse por la plaza mayor de Salamanca y hacerse con un ejemplar.
Chocollar: Menear, sacudir, zarandear.
ResponderEliminarEsciparrar: Cuando algo se cae desde una altura considerable y hace "Chof", es decir que se aplasta sin ayuda de nadie.
Otras dos más para el diccionario Masuequino!Jajaja.
Un besazo Solanero desde el norte.
Leire, Marusiña
Hola Leyre y compañía,la semana que viene,foto del bautismo en las carpas.
ResponderEliminarLa gente tiene que ir comprando bañadores.Angel
Esto está muy animado.
Delfi.
ResponderEliminarCasa de la tía valera. De los Trolos. de Piedad y familia. Lugar donde nos juntabamos para evitar el calor o la lluvia. Vigas por donde se pasaban las tiras o la lana para torcerlas. Anda que no han pasado gentes y cosas. Momentos de vida inolvidables que han dejado el recuerdo en nuestra retina y que al verlas nos hacen añorar los años vividos como niños en ese rincón
¡Cuántas ensaldas de marujas nos merendariamos y cuantos benditso recitaríamos a nuestros mayores al llegar de la escuela. Queda lejos