El nueve de diciembre de 1936, en una saca de la cárcel, victima de una salvaje pesadilla muere Ángel Barrado Sánchez, obrero del campo,(jornalero),acababa de empezar y ya había perdido la guerra. Fue uno de los doce de Barbadillo.
Tres meses antes (19.09.1936) lo había hecho, por sentencia de consejo de guerra,(otra forma de llamar las cosas),Alberto Sánchez Lorenzo, vecino de Garcihernandez y natural de Masueco de
Todo esto viene a cuento porque ha aparecido un trabajo de entre otros de D.Ricardo Robledo, (gracias al cual conocí la existencia hace años de D. Tomas García Vicente, natural de este lugar y conocido luchador por la independencia, 1808.).Este último trabajo tiene que ver con una salvaje pesadilla acaecida ahora hace 74 años. Salamanca en la guerra civil.
Diecisiete años después, 1953, este que escribe fue bautizado Ángel en recuerdo de aquel de Barbadillo,(cosas de ser familia). Mi padre sin embargo, perece ser que fue de los que ganaron la guerra, tenía entonces diez años, y trabajó de albañil hasta los sesenta y tres; dura victoria. ¿Triste incongruencia, o hermosa realidad?. De nosotros depende. Que no nos coman la oreja,(ni unos ni otros), como dicen los jóvenes, pero no olvidemos la historia.
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DELFI. Sería bueno traer a la memoria los errores cometidos para no volver a comerterlos, pero... parece que es condición humana: Olvidar y volver a tropezar no dos sino doscientas veces en la misma piedra.
ResponderEliminarLos grandes olvidados. Toda la gente que no consta en los anales de la historia y que sin embargo lo pasaron fatal y tuvieron que aguantarlo. ¡Cuántas injusticias!
Lo gordo es que ahora pasa igual nos prometen blanco y sale gris y sino peor negro total.
Es triste darse cuenta que los hijos de aquellos conseguimos convivir, e incluso llevarnos bien; y ahora por intereses bastardos, intenten algunos enfrentar a sus nietos.
ResponderEliminarQuizás tenga que ver en ello la incultura reinante desde hace algún tiempo.Yo como mal pensado,pienso y visto lo visto,interesada.
Un abrazo.Angel
Mi madre, a sus 90 años, me recuerda la figura de Don Alberto como maestro de su pueblo, Garcihernández, que también es el mío. Desde Madrid no me resisto a transmitir el agradecimiento y homenaje de mi anciana madre a esta persona que fue fusilada por el supuesto "delito" de enseñar cultura y racionalidad a las gentes de este pueblo de la comarca de Alba de Tormes. Desde allí nuestro sentido homenaje a Don Alberto.
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