El Duero en la zona de las aceñas.Entre Masueco y Corporario.
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Hablando de lo primero, se van acabando los últimos contadores de historias del contrabando en la zona de las Arribes; son leyendas vivas si, pero se irán muchos con el disco duro sin descargar; una pena.
Hace unos días comentaba uno de ellos, hoy en la residencia de mayores de Masueco, las peripecias vividas para sacar unos pequeños cuartos en aquellos años llamados del hambre.
Ángel “Sastre”, que tuvo una carnicería en la calle la fragua de este pueblo, recuerda como con dieciséis o dieciocho años, pasó con otro joven el río Duero en una artesa de madera de las que se utilizaban para las matanzas; oscurecido ya, y sin saber nadar ninguno de los dos. Maldiciones del destino, ambos, los hoy octogenarios, sobreviven con una sola pierna.
En cuanto a lo segundo, la Agrupación hispano lusa de cooperación territorial ZASNET, tiene casi adjudicados los algo mas de 300.000 euros por la cosa de la reserva de la biosfera a la que quieren declarar las Arribes. Que sabuesos son todos estos para el dinero, como lo huelen.
Esta agrupación está formada en la parte portuguesa por trece municipios y en la zona española, por el ayuntamiento y diputación de Zamora y la diputación de Salamanca, de ahí mi nula confianza.
Como en breve tiempo llenarán la zona de carteles publicitándolo, (otra cosa no harán), no estaría de mas, colocar algunos en la zona de las antiguas aceñas que hubo en el Duero, señalando, a falta del puente que nos uniría con nuestros vecinos; la ruta de los antiguos balseros, o como en el caso de Ángel y compañía; arteseros.
Las Arribes siempre han tenido dos maldiciones casi bíblicas para sus gentes; tener que trabajar en ladera, y los que suelen llamar gobernantes.
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Delfi: ¡Mi reconocimiento para esos arriesgados hombres que por ganar el sustento arriesgaban sus vidas!.
ResponderEliminarTodos ellos, merecen respeto y consideración, pues no lo hacian por fastidiar, sino por dar de comer a sus familias.
No ganaban grandes fortunas, siempre con miedo en el cuerpo y en el alma. en el cuerpo porque sus travesias las hacian de noche, por caminos de cabras, dejandose los pies o las alpargatas. Del alma porque podían terminar en la cárcel.
Muchos de ellos ya han fallecido, "los pericos" que ya nombra Unamuno; otros como Ángel viven en la residencia de Masueco.
Deseo para todos un lugar en la historia de nuestro pueblo, pues son historia viva de lo que sucedió en esta comarca tan alejada en todo, desde distancia hasta de organismos. Siempre sin ayuda y teniéndo que agenciarse su vida.
Hola Ángel:
ResponderEliminarMe parece interesante el tema del contrabando en nuestra Raya. He visto historias de contrabandistas como Liborio en la primera mitad del XIX, los Pericos...me gustaría, si puedes, que nos contaras algo más del Contrabando en Masueco.
Saludos.
Creo que por las últimas noticias que vienen de la ribera, el contrabando, si algún otro día tiene que retornar a las arribes, habrá que seguir realizándolo mojándose los pantalones. Parece ser que lo del “no” puente, aparte de no acercarnos al país vecino, nos aleja aun más a los vecinos del mismo país. No tenemos remedio. Un saludo a ambas. Ángel
ResponderEliminarAlgún día se hará. Es necesario, más que necesario.
ResponderEliminarTambién el puente de La Fregeneda, desde que se hizo el 1º proyecto tuvo que esperar mucho tiempo.
Delfi: Como pide Anastasia. contaré algo de lo a mi me contaba el mío.
ResponderEliminarMi madre era poco comedora y andubo una temporada mal del estómago. Por aquellos años del 36 mi tío Enrique estaba de médico en Lumbrales y contaba con rayos X y diatermia. Mandó ir a mi madre para descartar cualquier cosa, notando que solo tenía falta de alimentarse y debía de tomar mucha leche.
Mi padre se lo comentó al Tío Quico "el perico" que lo llevó al Duero para comprar una cabra en Portugal. El portugués le aseguró que la cabra daba: seis cuartillos con raseru". parece que no le mintió , pues fue una buena cabra.
Cuando yo nací mi madre padeció palúdicas y a mi me tuvieron que dar leche de vaca, las tenía mi tía Carolina, pero no había azúcar y otra vez mi padre y su buen amigo Quico se arreglaron para traerla de extraperlo de Portugal. Eso sí; mi padre decía que nunca más volvería, pues de noche, y por aquellos andurriales, los pericos andaban como Pedro por su casa, pero ese no era su caso y se vio y se deseó para seguir sus pasos.
Delfi:
ResponderEliminarMuchas gracias de nuevo por todas las informaciones que nos das, y por tu intenso trabajo por nuestra tierra. Muy interesante esta información.
Saludos, Delfi.
Hola Ángel,
ResponderEliminarSoy Teresa Cañuelo (Perica),me ha encantado leer esta historia,seria fantástico encontrar mas historias de nuestros ante pasados.ahora hacia tiempo que no me podía ponerme a buscar si habían mas historias de esos tiempos,pues las encuentro fantásticas y yo creo que nos acerca un poco mas a saber de que forma vivieron.
me gustaría poder encontrar fotos de los pericos,pues la única que hay colgada no se les ve bien.
PD: gracias por tu historia.
saludos