domingo, 17 de enero de 2021

La manías de García. Ir en contra del mundo

Cochinillo presto a asar. Disculpen los veganos
 

Los mares acabarán comiendo los continentes, sí, pero prefiero que me lo demuestre un geólogo, un físico, o un historiador apoyado eso sí, en las matemáticas y claro, lejos de toda subvención. Por tanto, abstenerse todos aquellos medioambientalistas que a la sombra de ayudas peseteras, se hinchan a dar conferencias catastróficas echándome la culpa “a mí” de todos los males. El Sahara no lo sequé yo; y si los británicos hace 10.000 años podían ir en carro hasta Alemania o Dinamarca sobre las llanuras de Doggerland, puedo jurar que mis tatarabuelos no tuvieron la culpa de tal aislamiento; razón es, que diez milenios después los propios británicos votaron hundir la llanura.

El físico dirá que según las leyes en las que él cree, toda energía tiende al equilibrio. El sol evaporará agua, las nubes la trasladarán, precipitarán, y arrastrarán tierra y arena por los ríos hasta el mar elevando por tanto el nivel del mismo, a la par que allanan el terreno. La tan visitada ahora playa de la catedrales, se ha formado a los largo de los siglos, no acumulando roca a la orilla de la playa hasta formar dichas figuras, sino arrancando y sumergiendo el agua del mar con sus vaivenes las arenas  que las rodeaban. Para que las prisas; quizás en el mundo los únicos que no tienen reloj, sean los geólogos y el tiempo. El ferrocarril Lisboa-Porto a su paso por Espinho, (Portugal) hace unos 120 años, discurría a mas de medio kilometro del arenal de la playa. En alguna guía de hace 40 años ya estaba a 200 metros. Ah, el faro que estaba sobre un roquedo, sigue estando en su sitio.

Lo mismo me sucede con las explicaciones del virus de esta pandemia. Los genetistas dicen que este tipo de virus RNA, ni detecta ni repara los fallos en su réplica, por tanto tienen tasas de mutación muy altas. La explicación de su propagación por tanto, prefiero que la hagan los matemáticos que son los que han revolucionado el mundo en que vivimos y los que de este tema saben un montón. Por ello, cuando hablas con virólogos y gente de la salud te cuentan su punto de vista, alguna de ellas muy influenciadas por la “industria”. Si en una réplica de las miles que realizan continuamente los virus, una es tan letal que te inmoviliza en la cama en un día y te mata al siguiente, el índice de contagio, y por tanto, la vida de dicho virus es mas bien corta. Si por el contrario, una mutación es para la mitad de la gente asintomática, otro alto porcentaje cursa con poco mas de cuatro o cinco días de febrícula llevando solo a un pequeño grupo a hospitales; este tipo de virus los matemáticos en dos minutos te demostrarán que  son incontrolables. (A estos les es lo mismo que hayan mutado en la Gran Bretaña de Doggerland o en el Brasil de Bolsonaro). Bueno no, también puedes meter a cada ciudadano en una cueva durante quince días, y así un montón de veces como a los de Aranda de Duero, pero para eso no hace falta ser matemático; con ser “cochinillo” te vale.

 

 

1 comentario:


  1. P.D. Si en estas gentes mandara la coherencia y quisieran llevarnos a una medio normalidad, (pedir libertad ya sería demasiado); a los primeros que vacunarían sería a los sacerdotes y a los de la restauración que es a los primeros que les limitan los aforos. Por este mismo motivo, a los conductores de autobuses y a los de metro serían los últimos, pues con un aforo de tres viajeros por metro cuadrado no se contagian. Empezar a inmunizar a personas sin apenas interacción como son residentes de tercera edad y población reclusa me parece pensamiento de cochinillo.
    Un matemático empezaría por lo mas alto en esa relación interacción-riesgo: Sanitarios, personal con atención de proximidad, taxistas, cajeras, peluqueras, repartidores, etc; pero si pretenden terminar pronto empezando por el final, es como hacer “la prueba del nueve” antes que la división. Perdonen, eran artificios matemáticos de otra edad.

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