martes, 29 de diciembre de 2020

De mentirosos y truhanes

              Lo que nos hacían soñar los dibujos de Chiqui de la Fuente

Ni con el asunto del aceite de colza iniciado en España en 1981 y que acabó con la vida de alrededor de 1100 personas, la mayoría de ellos, en el noroeste de la península, se había mentido tanto. Entonces fue por desconocimiento, hoy por motivos políticos.

Como quiero levantar el ánimo a mi amigo Nelson, habitante, que desde la otra orilla del Duero parece no haber vino en todo Tras-os-montes para quitarle las penas; voy a darle una alegría. Ya sé que puede ser producto de mi imaginación, pero tiraremos del Lazarillo.

Dicen los que saben del tema, que cuando un parásito, (pongamos por ejemplo, y sin que nadie se querelle: Una garrapata); infesta al hospedador hasta el punto de  causarle la muerte, su comodidad se ha acabado. Llegado este punto tendría que buscar nuevo anfitrión del que vivir, y eso es trabajo. Un virus particular, de un canguro por ejemplo, y en el que no causa ningún daño, tendrá una zona bastante limitada donde reproducirse; en este caso Australia, hábitat del susodicho. Si por una rara mutación pasa al hombre, es como si este día 22 de diciembre le hubiese tocado la lotería. Podría esparcirse por el mundo entero volando incluso en primera clase.

La idea base de los virus, sin pensar mal de ellos, es tener un alto índice de contagio y una nula letalidad. Si en este nuevo hospedador la letalidad es muy alta, a lo largo de la historia ha sucedido que en las siguientes mutaciones irá adaptando aquella forma que sea mejor para sus intereses: Multiplicarse sin deshacerse de su ayudante reproductor.

Cuando se ha ido viendo que una de las mutaciones que se detectaron allá por septiembre en el Reino Unido tiene un alto nivel de contagio, y al parecer, una inferior virulencia hacia el hospedador, es muy fácil que lo que haya venido es a vacunarnos. (La relación diagnosticados positivos e ingresos en hospitales en España, ha pasado del casi 25% en un principio, al 8% en el mes de agosto, y al 2 por 1000 en el momento actual). Es verdad que en Galicia o Castilla León con una población envejecida, esta relación no baja del 2% en estos momentos. Por ello, aquí vendrían bien las palabras que el ciego le dice al Lazarillo después de romperle la jarra en la cabeza y previo enjuagarle las heridas con el vino derramado: “Lo que te enfermó te sana y da salud”. Así sea. O para los que fuimos acólitos en otras épocas; Amén.

En cuanto a los datos de fallecidos en países medianamente serios, y después de la segunda pasada del virus, el número de ellos por millón de habitantes es muy similar; entre los 300 y los 1100 muertos. Lo de China por tanto se puede analizar de dos maneras. En un país en el que anualmente fallecen alrededor de 10 millones de ciudadanos; resulta que los datos que dan son 4771 personas muertas por covid-19; (sin incluir algunos médicos e informadores desaparecidos). Si tenemos en cuenta que la población del país ronda los 1400 millones; la letalidad allí sería por tanto de alrededor de 3 chinos por millón. Entonces caben dos posibilidades, o mienten, (es un régimen comunista); o estos tres por millón son los que no se vacunaron antes de soltar “el bicho”.

Aquí se ha cambiado infinidad de veces el sistema de conteo; primero por días, luego cada siete, cada catorce; el caso es que no decaiga. Me recuerdan las palabras de Zapatero a Gabilondo en aquella televisiva entrevista: “Nos conviene que haya tensión”. Hoy parece está prevista la aparición de un membrillo a los españoles disfrazado de jeringuilla. Recuerden, no es un membrillo chino, pero miente igual. Gobierno de España.

 

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