domingo, 20 de septiembre de 2020

Para luego llamarme "FACHA"

       Les prometo que no la inventó Franco (Santo Cristo. Masueco)

 De siempre se definía la memoria como, esa capacidad de recordar hechos o situaciones pasadas que quedan en la mente. Esto vale para cualquier tipo de animal. Ya, hasta que apareció la memoria sesgada, o sea, acordarse solo de lo que uno quiere. Luego se le pone el nombre que a uno le da la gana y ya está. Memoria histórica, memoria democrática, memoria…

Ahora voy a ver si conservo algo de remembranza. El día 31 de julio de 1936 es detenido junto a otros, Angel Barrado Santos nacido en Vecinos en 1905 e hijo de Ana María Santos, a la sazón, (prima de mi abuela  por parte de padre), Leonor Gómez Santos. El motivo, ocupar unas tierras días atrás en pleno fervor de la reforma agraria. El delito en otro momento se hubiera saldado de forma diferente; pero los astros por lo que se ve, le estaban alineados.

Cuando las tropas; (franquistas, sublevadas, libertadoras, etc, lo que ustedes me permitan decir), avanzaban por Extremadura al comienzo de la contienda, se produjeron cantidad de bajas, (en guerra así se dice) en la zona republicana; esto unido a la proximidad que se creía de las tropas sublevadas, a Madrid, decidieron a partir del 7 de noviembre las gentes del gobierno, vaciar las cárceles de la capital de España y “pasearlas” por Paracuellos del Jarama  por orden alfabético por lo que se ve: Ramiro de Maeztu, Pedro Muñoz Seca, Rafael y  Cayetano Luca de Tena, etc. sospechosos todos ellos de ser ¡peligrosos delincuentes de la cultura! Junto un sinfín de monjas y clérigos, y así hasta casi ocho mil ¡culpables! Incluidos cincuenta niños (que se conozcan con nombre y apellidos). El de menor edad contaba trece años, Samuel Ruiz.

A partir de ahí, el teléfono y la radio hicieron el resto. Según se iban enterando en otras zonas ocupadas de lo que había pasado en Madrid, fueron haciendo justicia para equilibrar. (El que no se haya enterado lo que es una guerra civil, que la estudie, que aún queda algo de libertad). El día 9 de diciembre de 1936, Angel Barrado Santos es sacado de la cárcel de Salamanca en compañía de otros con dirección a la finca de la Pinilla donde fueron fusilados y enterrados. El primo de mi abuela pasó a ser recordado desde entonces, como uno de “los trece de Barbadillo”.

Por este motivo yo, no pude tener el honor de llamarme como mi padre o como alguno de mis abuelos; estos habían resuelto recordar con mi nombre el de aquel lejano pariente ¿Puedo considerarme por tanto una víctima por haber decidido la historia el día de mi onomástica? Dejarme en paz cojones y escribir la historia que queráis.

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En posterior comentario recordaré determinados libros que tal vez sean los culpables de esta mi locura. Lo digo por si el ama, la sobrina, el barbero, o el licenciado, decidieran hacer una pira con ellos sin dar opción a que el Sr cura salvare alguno. (Y no os fieis, que los de poesía a veces pueden ser los peores.)

(¡Ay, señor! Dijo la sobrina, bien los puede vuestra merced mandar quemar como a los demás, porque no sería mucho que, habiendo sanado mi señor tío de la enfermedad caballeresca, leyendo estos, se le antoje de hacerse pastor y andarse por los bosques y prados cantando y tañendo, y, lo que sería peor, hacerse poeta, que, según dicen, es enfermedad incurable y pegadiza.) El quijote capítulo VI, de donde iba a ser.

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