Zumaque, en los márgenes de una viña en otoño. (Masueco de la Ribera)
Corrían los años 70 del siglo XIX, cuando aparece en la
península ibérica la filoxera dicen por varios lugares; primeramente en
Guvinhas; (cerca de Pinhao, en la preciosa región del Duero vinatero portugués),
por otros dos puntos del mediterráneo, y a través de Francia mas tarde.
En esta región portuguesa por ejemplo, varios medios,
incluso españoles, informaban sobre una cepa indígena conocida como mourisco
preto, que doce años (1882) después de haber aparecido la enfermedad,
era la única que quedaba sana en toda la quinta. (Cabe sospechar que esta fuera
una con las que se introdujo el problema).
A partir de ese momento, paralelamente a la importación de
patrones americanos, aparecieron infinidad de remedios; unos técnicos, como los
inútiles abonos preventivos para la enfermedad, (como el abono vitícola de San-Gobain); tratamientos con el peligroso sulfuro de carbono, y los no tantos
como la siembra de ajos entre las cepas. Hasta un profesor portugués ofreció al
gobierno de su país la solución a cambio de un millón de duros cobrados en dos
plazos; cosa que nunca sucedió, ni lo uno ni lo otro. (Ni la solución, ni el
cobro).
Ahora, lo curioso es lo que se publicó en varios medios, por
ejemplo en el Diario de Lugo en
1878, o en el Porvenir de León en
1895: “En varios puntos de nuestra nación
que existe la filoxera, se ha observado de que, cuando en medio del viñedo hay
plantas de zumaque, se conserva
lozana la viña y en buen estado, mientras que en las inmediatas en que no
existe tal planta, se han perdido”.
Esta nota tiene que ver con una información del semanario oficial y mercantil de la gaceta
agrícola del ministerio de fomento aparecida esos años en que decía:” Entre las plantas cuyo cultivo se aconseja
en las viñas enfermas, figuran la margarita de los prados y el zumaque… al parecer en la isla de Chipre, atribuyen
la desaparición del oídio y la filoxera a la presencia de zumaque en las viñas
abandonadas. Donde esta planta dominaba, la viña adquiría vigor y se llenaba de
frutos”. Este mismo hecho se había observado frente al puente de Lobata en
la ribera derecha del Duero, según se publicó en el Agricultor do norte de Portugal,
en una viña mal cultivada llena de zumaque.
Curioso es, casi siglo y medio después, el ver esta planta
en las cercanías de muchas viñas de Masueco.
La historia me recuerda a la de los centenarios eucaliptos en la
conocida como casa del abogado.
El constitucional 1883
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