martes, 17 de noviembre de 2020

Aprender a través de la historia

 

Todo aquel que desee saber qué ocurrirá, debe examinar qué ha ocurrido: Todas las cosas de este mundo, en cualquier época, tienen su réplica en la antigüedad. (Maquiavelo).

 La gripe de 1918 nos dejó muchas lecciones que creo no hemos aprendido. Los virólogos lo estudiaron mucho después, porque hasta la aparición del microscopio electrónico, los virus fueron en su mayoría producto de su imaginación. Los historiadores analizaron la influencia que tuvo en el devenir de los años posteriores. Las administraciones públicas, ni antes ni después.

Cuando a principios de este año apareció la COVID-19, se tenía la experiencia que un aislamiento personal en la primera fase es primordial para no elevar bruscamente los contagios y con ello las muertes. Ejemplo, los casos de Filadelfia y San Luis en 1918.

Esta vez fallaron muchos dirigentes; (también, al venir el virus de donde venía no podías fiarte mucho). Hubo dirigentes que sacaron pecho minimizando el problema, y algunos conocieron la enfermedad. Otros pusieron otras preferencias por delante, el (8M) en el caso de España.

En España en el primer brote, se pudo aprender que pacientes que entraban en UCI podían alargarse en ella durante varios meses llegando al tal repetido colapso. Hasta tres o cuatro meses han estado pacientes atendidos en estas unidades. Pues tampoco se aprendió nada. La ciencia quizás no pueda explicar el capricho de estos virus, pero los historiadores deducían que como en la de 1918, habría otro rebrote en otoño. Pues como no se aprendió nada, no se hizo nada. Se puede evitar que los aviones cargados con quinientos pasajeros en un aterrizaje se pasen de pista: Una haciendo estas más largas, otra cargando estos a la mitad. Aquí se decidió hacer lo segundo, habiendo tiempo para haber realizado lo primero. Pues ahora tenemos la ruina, (y los muertos).

Unas cuantas unidades de UCI más con personal adecuado, habría salido más barato que parar toda la industria en Salamanca, que queramos o no, son la universidad y el turismo, en el orden que uno quiera. El caso de Aranda de Duero, Pedrajas e Íscar, pasarán al estudio de la idiotez. Confinadas metralleta en mano en el primer cierre, más otros tres confinamientos de quince días a capricho de las autoridades políticas, cuando la mayoría de los expertos, dicen que cuando una epidemia está extendidísima los confinamientos previo test, son costosos e inútiles. Recuerdo que un estudioso del tema de la salud pública en una universidad californiana, decía iniciado el curso: De los treinta mil estudiantes, tenemos solo cuatro sintomáticos, uno de ellos hospitalizado. Estos son los que me preocupan, no los veintinueve mil novecientos noventa y seis restantes.

Uno puede confinar un ciudadano, una vivienda, un bloque, una escuela, incluso una barriada por una plaga de piojos; pero cuando está extendida totalmente por una nación, ¿que se adelanta con hacer test de piojos en esas condiciones? Confinar y arruinar. Haz la pista de aterrizaje más larga. En estas condiciones,  no te preocupes por los millones de positivos asintomáticos, sino por el pequeño porcentaje de los que tienes que tratar.

Ahora vienen las secuelas y las malas costumbres. Recuerdo que cuando de pequeño te operaban de anginas, cuidadores, tías, y demás familia, te llenaban de mimos y botes de melocotón en almíbar. Ahora sin embargo, estos malos vicios los sufrimos por parte del cuidador en forma de prohibiciones. Al estado de alarma, excepción y sitio que padecemos, lo unimos a: Reuniones de cómo máximo tres personas, (Burgos); a las diez en casa, distanciamiento de fumadores incluso entre ellos, (que qué coños tendrá que ver, si seguramente fuman del mismo paquete), prohibición de hablar en el transporte público, etc. Lo próximo no tardará mucho.

Bueno, pues aquí, con la hostelería y demás cosas cerradas, llevamos unos días de retraso con relación a la comunidad de Madrid en cuanto a contagios, que teóricamente está a punto de llegar a casi cero. Es capricho de los virus, no del presidente que está en otra batalla contra los ciudadanos el que así sea; y seguramente hasta febrero no repunte otro poco; (También lo hace el vino). Por otra parte, si  el virus se porta por aerosoles, un día de viento los puede llevar a decenas de kilómetros, o más. Creo que no hemos aprendido nada. Esperemos que los madrileños, nacidos o no en Madrid, no lo tomen en cuenta y vengan, aunque nuestros mandatarios salgan a la A50 con una pancarta que diga: “Madrileños NO”. No sea que nos mejoren.

P.D. Pues como predijo hace veinte días la pitonisa de la bodega, este SARS-CoV 2, en esta zona, está tomando la decisión de “aflojarnos” una temporada y dejarnos comer el turrón en paz. (Otra cosa es en libertad). Esperemos que para la primavera hayamos aprendido algo, que en Masueco el “Pozo de los Humos” está muy bonito.

 

 

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