Del ensayo: La cuerda locura de Torres Villarroel en su vida
¿Clarividencia, adivinación, astrología, matemáticas?
La pitonisa de la
bodega. La
diferencia entre “creer”, que sería tener algo por verosímil o probable;
y la “fe”, confianza o buen
concepto que se tiene de algo, o de alguien aunque no lo veamos, en cuatro días está hecho.
Durante
estos días de “confitamiento” mientras unos hacían marcha de pasillo, levantamiento
de cerveza, bollería o panadería y tres veces al día pasear al perro; a uno le
dio sin embargo por prácticas de videncia, en mi caso clarividencia, y adivinación.
Primero
fue el origen del “bicho”; si no pretendía acabar con todos nosotros e iba
reduciendo su malignidad
temporalmente, no cabría duda que era totalmente natural como así ha sido. La
fecha adivinada hace tres semanas de que el 31 de mayo no habría ni
un solo ingreso en Salamanca por la covid19 era verosímil. Sin embargo
siguen falleciendo pacientes que fueron atacados en la primera envestida del
virus; aunque el tal Simón lleva unos
días sin apuntarlos seguramente para darme la razón, o para desviar la
atención. A nivel nacional, también verosímil fue la elección
del estado de alarma y clarividente sus infinitas prórrogas,
(que no se utilizó en ninguna parte de Europa para controlar la epidemia, sino
estados de emergencia sanitaria). Por cierto, en el parlamento europeo se ha
estudiado este hecho.(Me da que andan un poco perdidos; ya se enterarán). En
Alemania por ejemplo no hubo confinamiento sino medidas de contención. (Hasta el
tribunal constitucional alemán entró en el asunto para evitar que se aplicara un
estado parecido al de alarma; es lo que tienen las democracias). En la
cuarentena se les permitía salir a hacer deporte solos o con sus convivientes, preferiblemente
en
parques y jardines espaciados. (Como aquí el salir al campo hace 102
años).
El gran Confucio nos explicó que es de necios
mirar el dedo cuando el sabio nos señala algo importante. De este modo ayer por
ejemplo me dijo alguna ministra, que los dueños de los bares estarán obligados a
darme gratis un vaso de agua del grifo si yo se lo pedía; a mí siempre me lo han
dado de buena gana y gratis, pero las gracias, (de gratis) se las daba yo
al camarero; ahora más de uno se las dará a la “señora menistra”. También
de este modo tengo la camisa llena de mocos de tanto toser en el brazo
durante sesenta días; mientras ahora sin embargo, cuando la virulencia del
virus es menor, vemos abuelitos sentados al sol en la puerta de su casa con la
mascarilla puesta, que adivino no se la quitarán hasta que
el membrillo del “prime time” no se lo diga en otro telediario. (Advertencia: Es
mentira que sea obligatorio para que les paguen la pensión).
Que los
toros quizás se supriman en las fiestas; pero no tendrá que ver con el
coronavirus sino con otro tipo de virus que no tiene que ver con el animalismo
sino con la intolerancia. Si a mí no me gusta, se suprime. A ningún taurino le
he oído yo prohibir a los veganos el que coman berzas. Ninguna pandemia ha
cambiado nunca nuestras vidas; ni la terrible gripe de 1918, con sus más de
150.000 españoles muertos, cuando España contaba con unos 20 millones de
habitantes. Ni siquiera las plagas de piojos nos la cambiaron; cuando los
había, rociada de petróleo en la cabeza, cuando no los había, niños a
jugar juntos. Y el resto ya se sabe; a los amigos abrazos, a los otros, puentes
de plata. El refranero tiene para todos.
Lo de
estas “salidas de pata de banco” en interior y justicia de estos días viendo la
que les espera, era una cosa verosímil que no tiene nada que ver
con la adivinación. Ya lo afirmó el amigo de Delcy antes de
la pandemia con su “He venido para quedarme”. Él y todos. Y para eso solo
tienen una salida en estos momentos: la huida hacia adelante. A esperar.
Junio 2020. No es adivinación, solo hay que conocerlos.
ResponderEliminar