Mulo con arado en Masueco de la Ribera. El otro hacedor de las Arribes.
La Junta de las Caballerías. Transporte 1.0
Mucho antes que se inventaran los sistemas antirrobo para
los modernos elementos de transporte, (léase automóviles y demás), basados en
códigos evolutivos; los habitantes de Masueco, y antes que cualquier otro
pueblo de la Ribera del Duero, (de lo que estaban muy orgullosos), ya tenían
organizados sus grupos de vigilancia para las caballerías. Era muy frecuente por
su extraordinario valor, encontrar notas en prensa anunciando la desaparición
de estos animales aportando datos del mismo, bien sustraídos en los prados de
pasto como en las cuadras dentro del casco urbano. El Popular, año 1930 “Extravío: El 29 de junio último, ha
desaparecido de un prado un mulo de siete
años, cerrado, pelo castaño- negro, 6 y 1/2 cuartas, esquilado, con una
muezca en la ingle izquierda. Su dueño V…. A….de Masueco de la Ribera
gratificará.” A veces en el caso de robo, lo hacían también con sus
accesorios como en septiembre de 1933 le desaparecieron a cuatro vecinos de
Masueco, otras tantas caballerías con dos apeas, una de material y otra de
hierro, que aparecieron días después en Santiz y por lo que fueron juzgadas dos
personas ya con varios antecedentes.
Del mismo modo, mucho antes que los futbolistas y las actrices
de élite asegurasen sus valiosas piernas, los habitantes de este pueblo de la
ribera, organizaron “La junta de las caballerías”; un
sistema de seguro voluntario y con coste proporcional a su caballería, para que
sus habitantes en caso de pérdida de esta por accidente o por enfermedad, no se
vieran en la imposibilidad de continuar con sus labores agrarias. Cada dueño de
asno, (en el momento que algún socio tenía un percance con su caballería), aportaba
una cantidad dependiendo de la valoración que este hubiera hecho del mismo. De
este modo, y proporcionalmente a esta aportación, el asegurado recuperaba un
dinero para que pudiera comprar otro animal similar.
El valor en el mercado de segunda mano, y no solo el
monetario de una caballería en aquellos tiempos, se puede observar echando un
vistazo a los informativos de la época. (El Adelanto 1934): Nota del “Batallón
de zapadores y minadores nº7: El día 7 de agosto próximo, a las once horas,
tendrá lugar en las oficinas de dicho batallón, la venta en pública subasta de
un mulo de desecho del mismo, siendo el importe de este anuncio de cuenta del
adjudicatario…..”
Como elemento de transporte todoterreno, era material de
requiso obligado en tiempo de guerra, por ejemplo. En Salamanca, en El Adelanto del (9 de octubre de 1936),
sale publicado en primera página, un edicto por parte de la comisión
de requisa de ganado mular, bastes y atalajes de la provincia de Salamanca
en el que: “Se requiere a todos los dueños de
ganado mular de Salamanca capital y su partido judicial, para que en el
día de mañana, 10 a las diez horas, presenten sin excusa la totalidad del
ganado que posean en el cuartel de caballería de Salamanca, a fin de ser
requisados por esta comisión. Los que posean bridón o baste de los empleados en
el país, están obligados…..”
Tal valor llegaron a tener estos animales en tiempo de
conflicto, (siglo X), que para contener la invasión musulmana, el conde de
Castilla García Fernández (cuya efigie aparece en un medallón en pabellón de
San Martín de la plaza mayor de
Salamanca); en las ordenanzas de los
caballeros villanos de Castrojeriz dictó que: Aquellos campesinos que
dispusieran de un caballo para la guerra, serían equiparados automáticamente con los
nobles de segunda clase. Aquí no querían tanto; con que valiesen para
arar y cargar, ya tenían bastante.
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