viernes, 19 de octubre de 2018

A LA TERCERA VA LA VENCIDA. I HAVE A DREAM-Masueco del Caudillo

Lugar del antiguo altar del colegio seminario. Masueco) (1692-1810)

I had a dream”; emulando en tiempo pasado a ABBA, y referido a la entrada anterior; yo también tuve un sueño. Dicen que a finales de los 70 este grupo musical rivalizaba con la compañía VOLVO en el ranquin de ingresos para las arcas suecas, y reconozco que yo fui una víctima voluntaria del “wall of sound”. Y empecé a soñar.
Soñé que primero llegaron al pueblo varios grupos de gentes, (que no los conocía de nada, y que no habían venido nunca antes por aquí), con pancartas, abucheos, y dejando alguna  pintada como “Masueco facha”,  sí, pero ni un duro por lo demás dejaron en los negocios de la zona. Meses más tarde, empezaron a llegar autocares y coches en tal cantidad, que tuvo de contratar el ayuntamiento media docena de “Cheítos” para organizar tan enorme tráfico y atender a los medios, radios, televisiones, etc. Se abrieron otra media docena de bares, (todos con sus espetos, con o sin lactosa; crestas, muñones, zurullos, etc), siete Zebaderos, otros tantos hoteles con gasolinera o sin ella, e incluso gran cantidad de tiendas de “suvenires” con inscripciones que decían: Estuve en Masueco del Caudillo y me acordé de ti.
Los comercios del pueblo no daban abasto, quesos, embutidos; La cooperativa de vinos a tope; hubo que replantar viñas, sanear los olivares y todo. Se construyó el tan deseado puente sobre el Duero para que desde Galicia sus paisanos pudieran llegar antes “atrochando”; y todo, porque a alguien se le ocurrió ofrecer el ara del altar de la Bodega de la Solana, para recibir los restos del desenterrado en cuelgamuros. Claro, luego te despiertas, y a parte del dolor de cabeza, solo hay un “Cheíto”, un Cortijo, un Zebadero, un hotel con gasolinera, las viñas perdidas, y lo único que tienes para regalar de recuerdo del lugar, es el ticket de compra  de una botella de vino que pone, Aldeadávila, Corporario o Masueco (y sin de la Ribera). Por cierto, el ofrecimiento sigue en pie.

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