Ventana en el barrio antiguo.Masueco de la Ribera
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El 30 de junio de 1568 Gaspar Ramos Ortiz acompañado de su padre Baltasar, y cargado con algunos enseres a lomo de mulas, llegó a Salamanca desde Masueco de donde era natural, lugar este el mas bonito de la ribera. La idea era inscribir en la universidad al chaval con 22 años cumplidos para cursar alguna carrera jurídica.
Para controlarle las cuentas pues la experiencia demostró que no era muy de fiar, fue seguramente obligado a comprar un cuaderno o diario en el que anotar todos los gastos que le fueran aconteciendo. Cuatro reales supuso el librito.
El siglo pasado, fue encontrado por casualidad dicho diario mientras se reconstruía una de las casas del barrio antiguo de la ciudad del Tormes. De aquí la importancia de revisar todos los papeles y demás, cuando se derribe alguna casa con cierta antigüedad.
Es de los pocos documentos de ese estilo que se conservan de esa época, y muy interesante para conocer como era la vida en la ciudad sobre todo para los estudiantes foráneos.
Por él conocemos que la despensa habitual estaba habitada por pan, carnero, fruta y algunos huevos para las vigilias. Que la olla común en caso de enfermedad, era sustituida por aves, bizcochos, almendras y pasas, utilizando el vino como reconstituyente y confortador. (Cuanto sabían).
Interesante saber que dos veces al mes un aguador le llenaba las tinajas para bebida y aseo. Que el cisquero le abastecía de leña y carbón cada tres meses.
Que el gasto diario solía ser de veintinueve maravedís. Once, en dos libras de pan, doce, en una libra de carnero y los seis restantes en fruta y candelas.
Que pagaba a la ama por la limpieza cinco reales y medio al mes.
Que cuarenta y cinco días de achaques de hígado y bazo, agosto y medio septiembre, le supusieron noventa y cuatro reales para tres médicos que le atendieron, mas once, a una mujer por unas melecinas.
Al barbero por sangrarle y quitarle el pelo, tres reales. Los gastos del testamento que pagó al escribano. Paja para la cama, la comida de convaleciente a base de ave, carnero, bizcocho, azúcar, almendra, pasas, huevos, pan y fruta. Total, por los 45 días que le postró en cama dicha enfermedad, pagó un total de ocho mil ochocientos setenta y dos maravedís.
Las cuentas del Gran Capitán no eran nada comparadas con las del mozo Gaspar.
Llegó incluso a anotar en el diario, el pago de treinta y dos maravedíes a un tal Bustamante, escribano, por una declaratoria para descomulgar a los regidores de Masueco, y otros dieciséis al juez para firmarla.
No es de extrañar que acabara pleiteando con su propio padre por cuestión de alguna herencia materna.
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Datos extraídos de la publicación: Vida, aspiraciones y fracasos de un estudiante de Salamanca. El diario de Gaspar Ramos Ortiz. (Luis E. Rodríguez-San Pedro).
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pasaros por mi blog balon al poste y os diré
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