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Recordando y agradeciendo el trabajo de las gentes del vecino pueblo de Aldeadávila con la recuperación de la bufa, bien se podría hacer lo mismo en todas las Arribes con otra fiesta popular, la más antigua en toda la iberia prerromana, como lo fueron las marzas y sus cantos de ronda.
Anteriormente a la reforma que Roma hizo sobre el calendario añadiendo los meses de julio y agosto en atención a los Césares, (Julio y Augusto) julio y agosto; los primitivos habitantes de la península tenían otros métodos para comenzar y dividir el año.
Con la prima-bera, (primera luna,) se iniciaba este, lo que correspondía con el comienzo de la floración en el mes de marzo; era entonces cuando se organizaban grandes festejos paganos,(que no laicistas), cuyos máximos exponentes eran el fuego la música y las danzas. Fueron las Marzas.
Aun quedan restos gastronómicos de aquellas épocas y fiestas como son las monas o huevos de pascua; pero sin lugar a dudas son los marza-panes o panes de marzo, los que mejor representan a aquellos. Vestigios de ellos, el famoso y primaveral hornazo, o el similar folar trasmontano.
A parte de las rondas nocturnas de las marzas y sus letras entre amorosas y picarescas que los mozos cantaban, también eran las fechas en que se elegían los concejos como no, la mayoría de las veces junto al árbol mas imponente del lugar. Días mágicos los de comienzo de la primavera.Una de estas coplas decía:
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Y cuando llegan las doce
Se van a matar el gallo
Y enseguida con premura
Están junto al vecindario.
…
Los mozos vuelven al horno
Y allí eligen concejales
Siguiendo antiguas costumbres
De tiempos inmemoriales.
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