martes, 14 de septiembre de 2021

Fuego y ecosistema

                                                     Fiestas de Masueco. quizás el año que viene.

Terminado días atrás un fuego que por causa mecánica, (al arder un coche), arrasó gran parte de la provincia de Ávila. Terminados también otros achacables a la intervención divina, al arrojarnos días pasados cientos de truenos con sus correspondientes rayos y centellas. Y cuando aún no ha finalizado el incendio que asola desde hace mas de una semana la zona del levante español próxima a Estepona; no he podido más; y después de escuchar vía radio y televisión la infinidad de tonterías que decían en ellas nuestros gobernantes achacando incluso al cambio climático tales sucesos, intentar aclararme. Por tanto, escucho al mago del bosque y me aclara: El hombre es capaz de cambiar el ecosistema de todo el planeta si se lo propone, tan solo con cambiar sus costumbres o sus leyes.

Primero los datos, para que no nos vacilen. La superficie forestal en España, aumentó un 33.6% desde 1990 a 2016. (El éxito de esto si se puede llamar así, no lo tiene nada más que el abandono del campo)

Según el ministerio de agricultura, pesca, alimentación y medio ambiente, el año 2018 registró la cifra más baja en superficie forestal quemada ; 25.165 hectáreas.

Que el número de incendios forestales en España va en descenso desde 2005. Y que el 72% de ellos son conatos, o inferiores a una hectárea. (Es decir, o lo había controlado el afectado, o lo habían prendido los apagadores para justificar una salida). (Pregunten en el pueblo).

Antiguamente, cuando los incendios se apagaban con zachos, palas y escobas verdes, estos no duraban más de un día. Ahora, como no dejan controlarlos en invierno ni al agricultor ni al ganadero, algunos de estos, aun con muchísimos más medios terrestres y aéreos, pueden tardar en apagarse varias semanas. Y digo apagarse, porque son ellos los que se extinguen al acabarse el combustible a quemar. (Para quitarse la culpa, a estos los llaman los técnicos incendios de quinta o sexta generación, y así quedan tan a gusto).

Si hacen leyes para que sea casi inviable el aprovechamiento del combustible natural en el entorno rural, la maleza, el matorral y el arbolado pionero como es el roble en esta zona, acabará cubriendo toda la superficie de esta comarca.

Cuando antiguamente era el agua el que creaba los pueblos; las casas estaban rodeadas de huertos cuyo verdor con sus tapiales protegían de un posible fuego dichas viviendas. Hoy este llega hasta la puerta de las casas.

Si nos vamos veganizando porque está de moda y le hacemos asco a un buen chuletón; o bien porque nos meten en la mollera que es lo mejor para nuestra salud. Si nos llaman maltratadores porque le robamos la leche a vacas, ovejas, cabras y demás; o permitimos al lobo ser el rey del campo, estos animales domesticados tendrán que ser estabulados y dejarán de cumplir la labor reguladora en el mismo; y  tendremos que sacar el diccionario para aprender qué; lo que el bombero llama combustible en otoño, en primavera y verano podría haber sido alimento para estos en el campo. 

Si se suprime la lidia del toro bravo, la dehesa, dejará de ser uno de los mejores ecosistemas para regular los incendios. En fin, volviendo al principio, y a las tonterías de nuestros gobernantes: El hombre con sus leyes o costumbres puede cambiar todos los ecosistemas del mundo; pero el clima lo cambiará cualquier cosa ajeno a él según el mago del bosque. Una estrella por ejemplo; si dentro de miles de años en su deambular viaje por el universo pasase cerca de la tierra, es posible hiciera girar esta colocándole el ecuador donde está ahora el polo norte; (van a saber entonces en el Congo lo que es pasar frío); o, a ver si creen que el desierto del Sahara lo dejaron así los vascos tras un concurso de aizcolaris.

P.D. (Como hace ya 20 días que pasaron las fiestas de Masueco, han ¿¿¿aparecido 3 casos Covid??? En la residencia de mayores entre trabajadores e internos; esto hace que la  incidencia en el pueblo sea de 1.071 casos por cien mil habitantes. “Vaya, ahora que no tenemos bar para cerrar”).

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